noviembre 27, 2025

Cada noviembre desde hace cuatro décadas, esta localidad entrerriana inmersa en el Delta del Paraná tiene noches en las que refulge la creatividad, la sensibilidad y la identidad de la vida isleña con embarcaciones decoradas con impactantes conceptos artísticos. A ello se suma su oferta cultural y gastronómica igualmente cálida. Pasen y asómense a la Fiesta Provincial de las Carrozas Náuticas.

Por Enrique Gariglio

Nació con la pureza de los estudiantes, de vecinos, de docentes que entienden que el río es vida para ellos y mucho más allá que ellos. Y se convirtió en un hecho de una sensibilidad estética que conmueve, como conmueve todo el entorno natural donde se desarrolla el Festival de las Carrozas Náuticas, en Villa Paranacito.

Ese escenario de naturaleza impactante es el corazón del delta entrerriano, que volvió a iluminarse este noviembre con la 41ª edición de esa singular celebración de embarcaciones decoradas con deslumbrante creatividad y un brillo que -con el contraste de la noche isleña- crea una atmósfera de fulgor que fascina a quienes tienen la posibilidad de ser espectadores del sereno desfile de Carrozas Náuticas.

La edición 41 del festival se caracterizó por sus noches de cielo estrellado y un predio animado con shows musicales de grupos folklóricos locales, grupo de chamamé, cantante romántico y cierre de fiesta con el grupo de cumbia el Gordo Luis. Los cientos de asistentes -muchos de CABA, conurbano y otros tantos de localidades vecinas de Villa Paranacito- celebraron cada recital en la enorme pista de baile cercana al río.

Porque en el intermedio entre el paso de las carrozas náuticas -que se aprecian en reposeras desde la costa de un río impecable- los turistas se dirigían a la Avenida Entre Rios, paralela al río, para pasear y saborear la deliciosa gastronomía local, que se presentó con unos gazebos de estructura ligera y ágil acceso para disfrutar una gran variedad de carnes, pizza, empanadas y pesca local.

El Festival de las Carrozas Náuticas nació en los años ’80 cuando vecinos y docentes decidieron que las carrozas del Día del Isleño -un fiesta muy sentida en esta zona de la región del litoral argentino- y debían dejar de rodar por las calles y empezar a navegar por el río.

La idea, sencilla y audaz, fue trasladar al agua lo que hasta entonces era un desfile terrestre. Así, las carrozas se convirtieron en embarcaciones decoradas con luces, figuras y mensajes, reflejando la identidad isleña de una comunidad que vive entre canales y juncales. Desde entonces, cada año la costanera se convierte en un anfiteatro natural donde miles de personas se reúnen para ver pasar las creaciones flotantes.

Villa Paranacito, Entre Ríos, se encuentra dentro del Departamento de las Islas de Ibicuy. Es una pequeña ciudad que se llega por la ruta 12 que bordea el Paraná y en un momento debe doblarse a la izquierda y llegar a esa localidad que, geográficamente, es una isla a la que bien se puede llegar con auto o, también, por río quien posee una embarcación.

Villa Paranacito está ubicada a 180 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En diálogo con Alicia Santiago, el intendente de Villa Paranacito, César Eduardo Melchiori, resumió así el sentimiento que yace en el corazón de esta fiesta: “En este lugar los chicos llegan a la escuela en lanchas. El hospital tiene ambulancias terrestres y ambulancias acuáticas, entonces, hacen un desfile con las carrozas en el río para que la gente se lleve una impresión de que esta es una vida acuática. Villa Paranacito está dentro de una isla. Nos diferencia del resto del de las localidades del Delta que nosotros estamos metidos en el Delta. Y esta fiesta se realiza con jóvenes que han agarrado la posta, y con la ayuda de alumnos de escuelas que se sacrifican tres cuatro meses para hacer algo que la gente vea y disfrute y, además, favorece la sociabilidad del alumno para que trabajen en conjunto”.

En esta edición, como es tradición y lo detalló el intendente Melchiori, participaron escuelas, clubes y familias enteras. La competencia por la mejor carroza se mezcla con la elección de la embajadora, los espectáculos musicales y la feria gastronómica. Pero más allá de los premios, lo que se celebra es la pertenencia: el orgullo de ser isleños y de mostrarlo al mundo.

El festival, reconocido oficialmente como Fiesta Provincial de las Carrozas Náuticas, es hoy uno de los eventos culturales más representativos de Entre Ríos. Su continuidad durante más de cuatro décadas lo convirtió en un símbolo de amor a lo propio y creatividad, capaz de transformar un desfile escolar en una tradición que atrae visitantes de toda la región.

La noche de Paranacito se enciende con las luces de las carrozas, y el río se vuelve escenario. Allí, entre aplausos y música, se renueva cada año la promesa de que la identidad isleña seguirá navegando, orgullosa, sobre las aguas del Delta.

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