Luego de viajar a Corea y capacitarse en el Daejon Chicken School mejorar las recetas, cambiar proveedores y pulir la idea, Andrés Chun logró que Maniko korean fried chicken and beer se convirtiera en un éxito y se animó a salir de la comodidad de sus orígenes en el “barrio coreano” porteño para dar el salto al corazón de Palermo. Esto lo convirtió en el primer local de pollo frito en Argentina que ya va por su segunda sucursal, su centro de producción propio que hoy gestiona más de 5.000 kilos de pollo al mes y desarrolló una capacidad para abastecer a 10 locales.
De ambiente trendy y cuidado, el nuevo local combina la cervecería y la pata gastronómica como fuerte protagonista a través de lo que en Corea es de última y creciente tendencia: el pollo frito al estilo coreano. A esta propuesta, además, se suman platos tradicionales coreanos y la mejor cerveza artesanal, como maridaje perfecto para la juntada con amigos o la salida con la familia.
“En Maniko se puede disfrutar platos de la cocina coreana contemporánea y clásica, empezando por el típico y delicioso pollo frito, que para los coreanos es como la empanada lo es para los argentinos: Ideal para en toda ocasión, en un restaurante, para pedir en casa para la juntada con amigos, siempre rico y que nunca te va a defraudar. Pero además, la diferencia con lo que se come en Corea es que, en Argentina tenemos muchos mejores insumos, mejor pollo, mejor harina, mejor fécula, entonces el producto final es mucho más sabroso. Siempre estamos en la búsqueda de los mejores ingredientes locales para que las recetas que aprendí en Seúl, sean aún mejores”, dice Chun.
En la carta de Maniko korean fried chicken and beer el destacado de la carta, por supuesto, es el pollo frito que viene en 2 versiones:
– Deshuesado
– Alitas
Y el gran diferencial son las salsas, que el comensal encontrará en más de 7 variantes, imperdibles: la de picante suave y fuerte, la de ajo y la salsa a la miel.
Pero también propone clásicos de la comida coreana como los topokki, la mejor combinación para el pollo, sin duda.
Todas estas deliciosas opciones maridan en excelencia con la ambientación que partió del deseo de querer transmitir un ambiente actual, moderno y elegante pero relajado, rodeado de verde y música coreana suave. Un backlight al fondo sobre un jardín vertical con luces de neón nos da la bienvenida con un “Welcome to Maniko”.
“Nunca pensé que el kimchi se haría tan popular. Y hoy no solo tenemos festivales gastronómicos coreanos sino que también tenemos el ‘día nacional del kimchi en Argentina’”. dice Andrés Chun, propietario de la cadena.
“Así fue como creí en la posibilidad de que la comida coreana podía ser popular en nuestro país. Creo que la gastronomía es una de las mejores formas para poder transmitir una cultura y así acercar a mi dos países”.
Andrés Chun comenzó como emprendedor del rubro textil pero junto a su esposa Minhee Shin se animaron a asumir un nuevo desafío: el de un mercado totalmente desconocido para ellos, guiados por el sueño de difundir los nuevos sabores de sus raíces en la Argentina.
Luego de más de una década y media al frente de su fábrica de ropa Andrés Chun, decidió dar un giro a su carrera profesional y se animó a apostar por una idea que venía soñando desde hace tiempo pero que nunca encontraba el momento oportuno. Así fue cómo, en 2018 compró el fondo de comercio de un restaurante de korean chicken casi al borde de la quiebra, su primer local en la calle Felipe Vallese, en Floresta. Fue el primer paso. El segundo ya toma velocidad en Palermo.