LA AUDITORÍA DEL FUTURO: DEL CUMPLIMIENTO DOCUMENTAL AL CONTROL EN TIEMPO REAL
La irrupción de la Inteligencia Artificial está insertándose en la mayoría de las organizaciones corporativas a una velocidad apabullante. Pero eso no se traduce en una mejora sustancial de resultados. El autor de esta nota explica cómo puede revertirse este escenario.
La adopción de la inteligencia artificial creció a una velocidad que pocos imaginaron: el 78% de las organizaciones ya la utiliza en alguna función y el 71% incorporó IA generativa en procesos internos. Sin embargo, más del 80% de las compañías no logra reflejar un impacto material en su rentabilidad.
La paradoja es evidente: la tecnología avanza, pero la creación de valor se estanca. Detrás de ese fenómeno no hay un problema técnico, sino estructural. No es la IA el problema; es el insumo. Si una organización sigue gestionando información con documentos dispersos, la IA solo amplificará los errores: copiará, resumirá y decidirá más rápido, pero sobre una base defectuosa.
El verdadero salto no es implementar IA, sino construir datos auditables: estructurados, versionados, con trazabilidad y propiedad definida. Sobre esa base, sí es posible construir controles automáticos, analítica confiable y decisiones sostenibles.
El riesgo de creer que la IA es una solución mágica se agrava con la moda de los llamados “agentes inteligentes”. Gartner anticipa que más del 40% de esos proyectos será cancelado antes de 2027 por costos y falta de valor claro. Y no se trata de un fracaso tecnológico, sino de gobierno: proyectos sin objetivos, sin métricas, sin límites. La automatización sin gobernanza no solo no crea valor, sino que multiplica la deuda técnica. La auditoría del futuro no será sobre documentos, sino sobre comportamientos del dato.
Las Global Internal Audit Standards 2024 del IIA marcan un cambio de época: reclaman funciones de auditoría apoyadas en tecnología, con capacidad de monitorear riesgos dinámicos en tiempo real. Los sistemas de gestión —ISO 9001, 27001, 14001 o 37001— deben integrarse con catálogos de datos y reglas de validación, reemplazando el cumplimiento por carpeta por una evidencia viva.
Imaginemos un escenario distinto. Una organización pública recibe un pico de reclamos digitales. Su centro de inteligencia en tiempo real detecta un patrón anómalo: el aumento coincide con una caída en el desempeño de un proveedor específico. En 72 horas, el sistema cruza los datos con registros de soporte y genera una auditoría dirigida. Se identifica la causa raíz, se emite la acción correctiva y toda la evidencia queda lista para un órgano de control. No hay interpretaciones ni excusas: solo datos que hablan.
Fernando Arrieta.
Ese modelo —un Real Time Intelligence Center (RTIC)— es la
nueva frontera de la gestión. No se trata de una sala de pantallas, sino de un
sistema nervioso organizacional que conecta producción, atención, seguridad y
proveedores con los requisitos normativos y las pruebas de control. Permite
monitorear conformidad y riesgos, generar alertas accionables y disponer de
evidencia inmediata para auditorías externas.
El camino hacia ese nivel de madurez no requiere años, sino
método. En los primeros 30 días, hay que mapear los datos disponibles y los
controles existentes. En los siguientes 30, establecer gobierno y calidad:
definir dueños, métricas y diccionarios. Luego, entre los días 60 y 90,
identificar casos de valor concretos: reducir tiempos de auditoría, detectar
incumplimientos o automatizar alertas. Finalmente, hacia el día 120, la
organización puede adoptar auditorías continuas basadas en playbooks y revisiones
de dirección con soporte real de datos.
El error más frecuente en las organizaciones que se
digitalizan es medir el progreso por la cantidad de documentos electrónicos o
presentaciones en PowerPoint. Pero digitalizar sin trazabilidad no es
transformación: es simulacro. La verdadera modernización ocurre cuando la
información deja de ser discurso y se convierte en evidencia verificable. Solo
entonces la gestión digital deja de producir archivos y empieza a producir
confianza.
Si tu organización quiere avanzar hacia una digitalización
con control y evidencia, contactanos en www.gcerti.org. La trazabilidad no es
un requisito futuro; es la base de la confianza hoy.
* Director Regional de
G-CERTI Global Certification