LA IMPORTANCIA DE LA CERTIFICACIÓN ISO EN LA GLOBALIZACIÓN: MÁS QUE UN ESTÁNDAR, UNA VENTAJA COMPETITIVA

Por Fernando Arrieta*
Vivimos una era en la que las oportunidades no conocen
fronteras. Cualquier organización, sin importar su tamaño o ubicación, puede
aspirar a participar en mercados globales y atraer la atención de clientes,
socios e inversionistas de todo el mundo. Sin embargo, con esta apertura vienen
nuevas y mayores exigencias: la calidad, la eficiencia y la sostenibilidad han
pasado de ser palabras de moda a requisitos mínimos para prosperar en el
escenario internacional. En este contexto, operar sin la certificación ISO ya
no es una simple elección; es un riesgo que pocas empresas pueden asumir.
Más que un trámite, un lenguaje universal
Cuando hablamos de ISO, no nos referimos a un formalismo
burocrático, sino a un auténtico “idioma de confianza” que se habla en los
mercados más competitivos del planeta. Baste mencionar que más de 1,3 millones
de organizaciones en 178 países se han certificado bajo ISO 9001, el estándar
que garantiza un sistema de gestión de calidad confiable (ISO Survey 2023).
Este número representa un aumento del 5% en las certificaciones en comparación
con el año anterior, destacando la relevancia continua de la norma.
Una certificación ISO es la forma de demostrar, de manera
tangible, el compromiso de una organización con la excelencia, validado a
través de auditorías independientes. En un mercado donde la percepción y la
reputación son cruciales, este sello de garantía puede marcar la diferencia
entre ganar o perder una gran oportunidad.
El poder transformador de la calidad demostrable
Hace poco tuve la oportunidad de hablar con el líder de una
compañía que, tras años operando de forma local, decidió dar el gran paso y
expandirse internacionalmente. Inició conversaciones para entrar en
licitaciones globales y, de pronto, se encontró con un obstáculo inesperado: el
75% de las licitaciones internacionales requieren certificaciones como ISO
9001. Operar sin ellas es como querer competir en el mercado global sin hablar
el idioma que allí se exige.
Lo más apasionante de la certificación ISO no es solo la
puerta que abre, sino la transformación que impulsa en el interior de las
organizaciones. Implementar un sistema basado en estándares internacionales
significa repensar cada proceso, identificar oportunidades de mejora y
documentar cada paso para asegurar una calidad consistente. Según datos de
McKinsey, las empresas certificadas bajo ISO 9001 experimentan una reducción
promedio del 20% en costos operativos durante los primeros dos años de implementación.

Además, un estudio de Deloitte señala que el 92% de las
empresas certificadas reportaron un aumento en la satisfacción de sus clientes,
lo que se traduce en mayores tasas de retención y lealtad.
El valor de la confianza en un mundo sin fronteras
La certificación ISO no solamente optimiza procesos; también
refuerza la credibilidad de cara a clientes, socios e inversionistas. Según un
análisis de PwC, las empresas certificadas tienen un 28% más de probabilidades
de atraer inversiones extranjeras, ya que el cumplimiento de estándares
internacionales reduce los riesgos asociados con la calidad o las malas
prácticas. En palabras sencillas, la certificación ISO se convierte en un
escudo de confianza, ese factor que todos desean encontrar al momento de invertir
o hacer negocios a gran escala.
Por el contrario, las empresas que carecen de
certificaciones internacionales enfrentan un desafío mayor: un 34% de las
organizaciones sin ISO reportaron dificultades para mantener la competitividad
frente a sus pares certificados, según un estudio de Harvard Business Review.
Esto puede llevar a un estancamiento en su crecimiento y a una pérdida de
relevancia en el mercado.
Lo emocionante de esta experiencia es ver cómo empresas
inicialmente renuentes, convencidas de que certificar era solo un costo extra,
terminan descubriendo que la implementación de un estándar como ISO 9001 es, en
realidad, una inversión estratégica. Según la Organización Internacional de
Normalización, las empresas certificadas pueden ahorrar hasta un 23% en costos
de desperdicio y retrabajo.
Decidir certificarse con ISO no es simplemente cumplir un
trámite: es abrazar una filosofía de mejora continua, de compromiso con la
excelencia y de respeto por las personas que confían en nuestros productos y
servicios. En un mundo tan competido, la calidad ya no es un plus, sino un
pilar sobre el que se construye la relación de confianza con nuestros
stakeholders.
Conclusión
Las fronteras entre países se difuminan, pero la necesidad
de confianza se intensifica. Hoy, más que nunca, las organizaciones que deseen
crecer y consolidarse en el mercado internacional no pueden darse el lujo de
operar sin estándares certificados. La certificación ISO no es solo un
requisito más: es el pasaporte a un lenguaje de negocios universal, un motor de
transformación interna y un escudo de confianza ante clientes, inversionistas y
aliados.
Un informe de CEPAL señala que, si América Latina
incrementara la adopción de normas ISO en un 20%, podría aumentar sus
exportaciones en hasta un 15% anual, consolidando su posición en el comercio
internacional. El momento de dar el salto es ahora. La Iniciativa de la Calidad
está aquí para allanar el camino y brindar la asistencia necesaria. Apostar por
ISO es apostar por el futuro de tu organización: un futuro donde la frontera de
lo posible no la marcan las limitaciones locales, sino la convicción de que la
excelencia realmente no tiene fronteras. Y tú, ¿estás listo para ser parte de
este cambio que redefine la forma de hacer negocios en nuestro continente?
* Director
Regional de G-CERTI